Descripción
Aparezco con débil contundencia para anunciar una vez más el grado de entes y fuerzas de este mundo en el que nos toca vivir, y cuya complejidad encuentra un sentido prioritario en sus coexistencias tumultuosas. Poseemos tres conceptos universales a los que anteriormente hemos depurado de artificios a través de la abstracción, estos son: las fuerzas, y la materia, y la vida. La a piedra angular de mi teoría es que el mundo está compuesto con fuerzas puras y materia-vida. Tomamos como punto de partida a las primeras que pese a tener una absoluta existencia, también tienen una gran imprecisión al querer percibirlas con los sentidos.
Estos dos conjuntos que actúan en la misma dimensión, amplían y reducen sus dominios según sus posibilidades; son dos formas opuestas que subsisten una al lado de la otra sin mezclarse. O sea que se da una coexistencia de posiciones enfrentadas en las aperturas que ofrece el universo. Porque este no fue creación e iniciativa de la materia, sino de las fuerzas que en general se las tendría como exclusivamente válidas en un no-universo. El orden de sus desplazamientos sobre los “vacíos” es el tiempo que se aplica con el mismo principio sobre la materia-vida. Sus formas difusas son apenas presentidas por el hombre como los funcionamientos y valores de la naturaleza. Fueron fuerzas que al fusionarse formaron las materias y también las que rondan respetando un orden establecido por lo que pasó a ser el espacio-tiempo, y antes era el vacío (este permanece y es el fondo que sustenta al espacio-tiempo). Porque las fuerzas puras no se intercalan internamente en las materias. Análisis filosófico, 6 páginas.
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