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Cómo encontrar ideas para nuestras novelas

Cómo encontrar ideas para nuestras novelas

El título de este artículo es muy grandilocuente. Difícilmente existe un método o manera que sirva para todos los escritores por igual. De hecho, quizá existen tantos caminos como escritores. Pero queríamos aportar nuestro granito de arena a las sequías que mucho vivimos.

¿Cómo? Fácil, compartiendo varios consejos que nos ayudarán si no sabemos sobre qué escribir. Muchos pueden ser obvios, otros no tanto… pero, antes de empezar, una máxima: jamás descartéis una idea por sencilla o poco original. Puede ser el origen de una gran historia. Y es que, muchas veces, los lugares comunes llevan a historias fuera de lo común.

 

Miremos en nuestro interior

¿Qué has vivido? ¿Alguna de tus historias son dignas de ser contadas? ¿Quieres expresar sentimientos o vivencias pasadas en personajes inventados? Pues eso, miremos primero en nuestro interior. Seguramente, si queremos escribir, es porque hay algo en nuestro interior que nos mueve. Pon en orden esos pensamientos, ideas, recuerdos y decide qué formato les puedes dar: ¿un cuento? ¿Una novela? ¿Un poema?

 

Miremos a nuestro alrededor

  • Historia que conocemos: vivimos rodeados de historias que llegan a nosotros ya sea en primera persona (personas que conocemos) o de terceros (tengo un amigo que le pasó tal cosa…). Siempre que escuchemos algo interesante, deberíamos apuntarlo. Con el tiempo, tendremos una libreta llena de historias por contar.
  • Abramos los ojos en la calle, agudicemos los oídos: un grafiti, un póster, un aparador de ropa… cualquier elemento de nuestra cotidianidad puede ser una fuente de historias. ¿Y qué decir de las conversaciones que podemos escuchar en el bus, el metro o esperando en la cola del supermercado? Ahí está la vida :P
  • Abramos los diarios: la actualidad es una fuente de historias inagotable. Se dice: “la realidad siempre supera la ficción”. Démosle la vuelta: ¿y si la convertimos en nuestra fuente de inspiración? Hay un ejercicio que nos encanta: abramos el diario y, con lo ojos cerrados, pasemos las páginas una a una. Cuando consideremos, nos detenemos y, con el dedo índice (y los ojos aún cerrados), señalemos una noticia. Acto seguido, hay que escribir un cuento sobre ella.
  • Investiguemos el pasado de nuestra ciudad: la historia, como no, es otra gran fuente. Jamás la descartemos: esconde grandes historias.

 

 

A la caza de las ideas

  • Polos opuestos se atraen: dicen que asociar conceptos extremos o radicalmente opuestos trae consigo nuevas e interesantes ideas. Veamos, por separado tenemos una colonia afincada en Marte y una comunidad de mormones. ¿Y sin creamos una historia ambientada en el 2198 en la que una comunidad de mormones vive con la tecnología mínima para sobrevivir en el planeta rojo?
  • Asociación libre de ideas: A veces, una lluvia de ideas aporta muchos conceptos que llevamos dentro de nuestro subconsciente. Cojamos dos de esos conceptos y asociémoslos libremente en una historia. En ese sentido, Enrique Páez en Escribir, manual de técnicas narrativas, nos habla del binomio fantástico o crear una historia a partir de la fricción de dos palabras escogidas al azar que hacen saltar las chispa de la imaginación.
  • Demos la vuelta a las historias que veamos pobres: imagínate que tienes entre manos una historia de integración de una familia gitana en la zona alta de Madrid. Quizá no acabas de verle la fuerza a esa idea. ¿Y su cambiamos el punto de vida? ¿Y si invertiremos los roles o cambiamos la etnia? 

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