Descripción
Ladré el poema adjunto durante un día especial para perros melancólicos, hace ya mucho tiempo, quizás lo que dura la vida de un perro.
Salió de un tirón, motivado por mi desazón, la falta de estímulos y la apatía. Cada tanto lo leí y le cambié algún detalle, no porque lo viese mal, sino de puro perro.
Luego se me dio por ilustrarlo. Tras breve decapitación photoshopera verme ahí, con cara de perro, en medio del incendio de mi humilde basamento cultural, me causó gracia.
Y aunque era una gracia perra, muy perruna, moví la cola de entusiasmo y decidí compartirlo.
Quien quiera puede leer las cosas que a veces aun ladro y no se asusten, no pretendo que me tiren un hueso.
Armando Zami - martes, 7 de enero de 2020
Esplendido texto. Saludos.
Andrés Dickinson - viernes, 6 de diciembre de 2019
Excelente, hermano, qué buen ritmo lleva este poema, y ni qué decir del lenguaje que manejas. Felicidades.