De vuelta al comienzo

De vuelta al comienzo

  • Ciencia ficción y fantasía
  • 2 capítulos

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Juan Gonzalez
Escrito por

Juan Gonzalez

González, Juan Carlos mejor conocido como ''JC''. Desde un comienzo tuvo un buen gusto por la escritura y por los relatos cortos, también le encanta...

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Descripción

De vuelta al comienzo Aunque tu principio haya sido insignificante, con todo, tu final aumentará sobremanera. Job 8:7 El día era como cualquier otro, estaba recostado sobre una reposera en el patio de su casa mientras tomaba un café que recién se había preparado mientras miraba al cielo, sin embargo, en un momento descuidó su vista de este, el mismo comenzó a llenarse de nubes negras, indicaba una gran tormenta. No sabía el por qué de la situación, el día estaba espléndido, era verano, «¿cómo podría nublarse tan rápido en un día tan claro?», pensó. Su mente intentaba procesar lo que de un momento a otro parecía sacado de su pasado, un día de verano cuando un gran tornado azotó su ciudad, por alguna razón tuvo ese presentimiento ya que la tormenta había comenzado de esa manera. De un instante a otro pudo volver a si mismo e intentó refugiarse, aunque realmente no sabía que pasaba ya que era el mismo tornado, la misma catástrofe. Escuchó el llamado de una mujer gritando fuertemente, era su madre gritándole para que entre a la casa porque iba a ocurrir algo muy malo, «¿ella está con vida?, ¿cómo puede?», pensó. Entonces hizo lo que ella le dijo, aunque seguía confundido por la situación ya que jamás él podría imaginar que algo así pasaría en la realidad, aunque también era imposible que sea una ilusión. Ingresó a la casa y vio a su madre, era realmente ella, todavía recordó cuando ella murió, ¿cómo puede estar aquí?, se preguntaba miles de veces. Enseguida tomó fuerzas y habló: - ¿M.… madre? -. -Cariño, dejá de llamarme así en un tono de pregunta y ven, apúrate, dentro de poco la tormenta arrasará con parte de la superficie-. Dijo su madre con un tono nervioso. -Bien-. Respondió asintiendo con la cabeza. Su madre le llevó hacia el sótano que tenían y cerró la puerta diciendo: -Estaremos bien hijo, no te preocupes-. -Si, madre-. Luego de que el tornado pasó, salieron a la superficie para ver cómo había quedado la ciudad, aunque estaba destrozada. Recordó que en ese entonces él tenía una amiga a quien apreciaba mucho y de quien estuvo enamorado bastante tiempo, entonces hizo memoria de donde era que vivía y fue hacia la casa de la joven, aunque sintió que su corazón se había destrozado por un momento. Había una gran cantidad de bomberos intentando rescatar a las personas de la casa, y según escuchó lo que hablaban dos de ellos, una adolescente de alrededor de 16 años había fallecido. Ahora sus recuerdos estaban claros, volvió al momento en el que perdió a la persona que amaba, a quien realmente quería con el alma, pero ahora miles de dudas y preguntas entraban a su mente, ¿Qué tenía que ver aquella tormenta?, ¿qué debía hacer ahí? Aunque él tenía ganas de ir nuevamente al futuro donde tenía su vida hecha, también quiso volver al pasado, unas horas antes de que la tormenta inicie y pueda volver a verla. Cerró los ojos unos segundos mientras lloraba y cuando los abrió, el día pintaba claro, había mucho sol por lo que no debía mirar directamente el cielo. - ¿era esto posible? ¿volver al tiempo que yo quiero? ¿cómo? - se preguntó varias veces hasta que miró el calendario familiar que tenían, era dos días antes de la tragedia ocurrida en donde ella había muerto. Apenas terminó de ver la fecha se puso las zapatillas y se dirigió enseguida a la casa de su amiga. Tocó la puerta lo atendió una señora mayor, en ese instante recordó que era la abuela de la muchacha ya que ella no tenía padres, pero si vivía con su abuela materna, este tomó aire y habló: -Hola señora, soy Abel, amigo de Emma-. -Oh así que eras tú, no necesitas decirme tu nombre cada vez que vienes, te recuerdo-. Decía entre risas. -E.. está bien-. Respondió -Estás invitado a pasar, ven, ahora llamaré a mi nieta-. Dijo con felicidad. -Si señora, aunque debo también hablar con usted y con su nieta-. Contestó algo serio. -De acuerdo-. Una vez la abuela y la nieta que estaban reunidas esperando para lo que el joven quería decir, la amiga lo saludó y tomó asiento junto a él. -Bien, como verán en dos días habrá un enorme tornado, y quería invitarlas a venir a mi casa ya que estamos preparados para lo que va a ser una catástrofe-. - ¿Sí, escuché hablar que se aproximará dentro de unos días... ¿Tu madre sabe de esto, Abel? -. Preguntó la abuela. -Sí, ella está enterada de la situación-. Contestó rápidamente sin dudar -Está bien, aceptaremos refugio-. Ya pasada la tarde volvió a su casa, como siempre hacía, subió hacia el baño y se lavó las manos ya que la comida estaba preparada, bajó a cenar y se sentó en la silla donde frente a él se encontraría un estofado hecho por su madre y mientras comía, le preguntó a su madre: -Madre, ¿podríamos traer el día del tornado a Emma y su abuela?, no tienen un refugio. -Está bien, entiendo tu preocupación-. Contestó la madre relajada El siguiente día fue como era normalmente siempre, sólo que no salió a jugar con sus amigos como antes ya que estaba preocupado por el suceso del siguiente día, no durmió casi nada, ¿cómo dormiría si al día siguiente habría un tornado?, pensaba minuciosamente. Mientras las horas seguían su rumbo y nadie sabría qué sucedería excepto él, cabizbajo y algo nervioso se dirigió al siguiente día a buscar a Emma y a su abuela para llevarlas al sótano y así refugiarse de manera correcta. Todo marchaba normal, no habría indicios de que sucedería la misma tragedia nuevamente, a excepción de que el tiempo empeoró, nubes negras y un viento fuerte estaban sobre la ciudad. Llegaron a la casa y fueron al sótano, donde ahí tendrían preparado todas las provisiones necesarias para pasar la noche, pero se dieron cuenta que, el televisor que estaba en el sótano, había perdido la señal, por lo que asumieron que el tornado ya estaba en trayectoria previsto por los especialistas. Fue una tarde agobiante, no tenían un nivel normal de oxígeno porque las puertas que cerraban ese sótano parecían sellar la habitación, pero aún así fueron capaces de soportar ese infernal lugar. Abel, que se había quedado dormido, fue despertado por su madre ya que esta le avisaría que la gran tormenta había pasado. Todo resultó normal porque Emma y su abuela estaban a salvo. - ¡Qué felicidad! – decía Abel en su cabeza asimilando que todo sería normal de ahora en adelante. Los años pasaron, Abel y Emma ya eran grandes e incluso formaron una gran pareja, el se sentía feliz de que su relación (y sobre todo de que siga viva). Una noche Abel salió a comprar cigarrillos y en el viaje de ida él no sabía lo que sucedería. Un vehículo iba a alta velocidad y con luces apagadas, por lo que Abel no pudo verlo y en el momento que logró hacerlo, había sentido el sonido del motor. Cuando abrió los ojos, se vio a sí mismo perdiendo gran cantidad de sangre y viendo como su cuerpo estaba despedazado. Pudo ver apenas las personas que estaban a su alrededor, Emma y su madre llorando y la ambulancia que había llegado, cerró los ojos y sonrió. Abel estaba en un profundo sueño, cuando despertó se vio así mismo en el espejo, había vuelto a la edad de doce años, estaba impactado, él no sabía que hacer en tal situación. - ¿Cómo es posible volver aún más atrás? -. Pues sucede, que todos los días que él vivía, se guardarían y repetirían por el resto de su vida. FIN

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